9.16.2013

Sonia. 17 (Primer encuentro)

Conocí por un foro de internet a una chica. Sonia, era de la capital. Sus padres veraneaban por aquí, conocía mi ciudad.

Sonia y yo teníamos conversaciones guarras todas las semanas. Ella luego se sentía mal por enviarme fotos de sus tetas, tenía novio y eso. Todas fieles.

Me dijo que pensaba venir por aquí a visitar a unos amigos en unas semanas. Eran las fiestas así que podría ser buen plan quedar. Sonia estaba gorda. Si, ya sé, a cualquier cosa se le llama gordura en estos días. Hablo de que doblaba su peso ideal. Mínimo. Pero en las fotos y eso parecía aceptable. Tenía unas tetas como tinajas de vino romanas. Me gustaba. Siempre me han gustado las tetas grandes. Tuve una ex tetipequeña que me entristecía. Es otra historia.



Sonia me llamó un jueves, tenía cerveza y estaba con unos amigos en un parque cerca de mi casa, tirando fuegos artificiales y al parecer, algo borracha.

Aparecí por ahí con mas birra. Eran unos cinco. Resultó que tenían montado un campamento de la hostia, nosecuantas botellas, cajas de fuegos artificiales, cojines, de todo.

Sonia resultó estar muy muy gorda en directo. Pero tenia cara de ser supercerda. Había algo en esas tetas gigantes y en su mirada que me la ponía como un gasoducto ruso.

Empezamos a beber como locos y a tirarnos petardos, me hice un agujero en la camiseta y me la quité. Pasaron dos segundos hasta que tuve un hielo en la espalda. Había hielos. Los hielos son una forma genial de calentar al personal para que acaben follando. Empezaron los juegos de invierno. Lanzamiento de hielo a escote, paseo de hielo por cuello, 100besos relevo con hielo, rescate de hielo perdido en la ropa...

Nos quedamos Sonia y yo, pasándonos un hielo cerdamente hasta que ahí no había hielo ni había nada. Sus amigas la miraron un poco raro, conocían al novio y no sabían quién cojones era yo. Seguí a mi rollo. Los demás se fueron a casa. Sonia y yo nos quedamos jugando con los pocos hielos que quedaban en la bolsa. Estábamos en mitad de un claro del parque, se nos veía mucho. Nos movimos a otro sitio y empezamos a besarnos. Besaba muy bien. Tenia los labios gruesos, me la ponía dura. Empecé a meterle la mano por debajo. Meterle mano a una gorda es una aventura siempre, te puedes encontrar de todo, un bocata, una barrita de Mars, de todo.

-Hans, para, para...
-¿Qué pasa?
-No puedo, me estoy acordando de Raúl.
-Déjate de Raúles, espera, toma.

Le dí la botella de vodka. Si quieres que una borracha se calle, dale mas alcohol y métele morro en cuanto trague.

Le saqué las tetas por encima del escote. Se desbordaban. Le metí la mano. Estaba empapada. Las gordas mojan muchísimo, es algo que me encanta. Estaba muy cachonda, se lanzó a comerme la polla y oímos un ruido por los arboles. Nos acojonamos de golpe. Se oyeron unos pasos. Sonia se arregló la ropa a toda hostia. No oímos nada más, pero del susto se le quitó toda la tontería.

-No puedo hacer esto Hans, tengo novio coño.
-Como veas, no pasa nada.
-¿No dirás nada verdad?

Le puse cara de "para qué iba a decir nada" y salimos del parque. Me quedé pensando. Todo era muy absurdo. Me fui a casa y me hice una paja a mano cambiada oliéndome la mano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario