9.16.2013

Elena.18

Elena era una chica rubia, mona, bajita, de piel clara y buenas tetas. Quizás le sobraban cinco kilos. O diez. No lo se, no soy muy exquisito para eso. Me pones dos tetas gordas delante y el resto se difumina. Había estado detrás de mi varios meses, probando suerte. Por entonces yo estaba metido en una relación de locura así que le daba largas, pero cuando ésta terminó y pasaron las semanas empezó a picarme el asunto, así que hice un par de llamadas.

Quedé esa misma tarde con Elena para "ver una película" en mi casa. Un nombre en clave cutre para joder, pero es lo que tiene, a veces soy un cutre de cojones.



Apareció a la hora acordada. Entró hasta mi habitación, se quitó la camiseta en la puerta y se tiró en la cama. Me lo puso fácil, se notaba que hacía meses que me tenía ganas.

Empezamos a besarnos. No besaba mal, un poco soso, con poca lengua, pero aprobado. Le quité el sujetador, era de esos de deporte que chafan mucho las tetas y son sexys como una patada en los huevos. Hay dos cosas que no soporto, a la gente que combina con redbull y los sujetadores de deporte. Me la ponen blanda.

Ahí estaban sus tetas de dieciochoañera. Redondas y bonitas. Olía bien. Me tiré de boca, jugando con sus pezones.

-¿Te gustan?
-Está claro
-No siento mucho en los pezones, son como corcho.
-Qué vida más triste debes tener.
-¡Eh! oye...

Le quité los pantalones. Tenía el coño escondido, de estos que los labios mayores lo cubren todo. Como si le hubieran hecho un corte con un cúter a un bloque de plastilina. Me dio un poco de cosa, parecía el chocho de un bebé. Se lo comí con vicio, estaba limpita.
Jodimos.
Bueno, jodí. Ella se quedó inerte como un saco de patatas, hacía ruiditos y me decía de vez en cuando que le mirase a los ojos. Yo me hacía el loco. Estaba en baja forma y sudaba muchísimo. Me da mal rollo mirar a los ojos a una guarrilla, luego se enamoran.

Me corrí y me tiré jadeando a la cama. Estaba de veras en baja forma. Respiré un rato como un anciano obeso fumador de puros asmático tras correr para coger el bus. Ella se apoyó en mi regazo y empezó a hacerme circulitos en el pecho con el dedo. Se me encogió el ano. La miré. Le brillaban los ojos y estaba ensimismada. Miré hacia la pared y pretendí que aquel incómodo momento no estaba pasando. Entonces dijo:

-¿Ahora que somos?
-Pues lo mismo que eramos hace dos horas solo que un orgasmo mas agusto.
-¿Si? no sé... me gustas - dijo y empezó a darme besitos en el brazo.

A mí estaba a punto de darme una subida de azúcar de esas que me quedo ciego con tanto besito y tanta mierda y decidí cortar rápido el rollo.

-Oye, ha estado bien, pero yo no busco nada más.

Creo que echó una lagrimita. No estoy seguro.

A la semana siguiente volvimos a follar. Me dijo "te quiero" cuando estaba cerca de correrme y me la puso blanda de golpe. La mandé a su casa a pensar en lo que había hecho.

Odio cuando me voy a correr y me interrumpen para decirme tonterías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario