-"Tío, creo que lo que ha pasado hoy es una historia de PUTAS". Muy pronto sabréis porqué.
Todo se desarrollo como un sábado cualquiera hasta que en el garito, me
presentan a Cristina.
-Hola, soy Cristina.
Rubia, guapa de cara y con una sombra de pecas en las mejillas. Buenas tetas
y culo de sobra para embestir sin miramientos.
-Hola, Nands. Encantado.
Un poco pasada de peso para mi gusto. No importa, no iba a ser sibarita esa
noche. No cuando su carita de niña buena me estaba mirando con ojos de estoy
mojando bragas cuando terminamos de darnos dos besos.
Bailando y hablando me confiesa que le gustan los videojuegos y que quiere
probar el ultimo de moda por las fechas. Le aseguro que lo tengo en casa y a las
3.30am acepta venir a jugar. Todos sabéis ya como debería acabar la noche.
Saliendo del garito por mi cabeza pasaba hacer magia con los dedos y alguna comida de coño suave. Suave, sí, soy un caballero y me gusta generar confianza. Pienso en correrlas del gusto y joderlas después,
antes que en darles fuerte una vez y dormir.
Si hay algo que me pudiera gustar más que comerme un coño recién salido de la
ducha es ver la cara de guarras y escuchar los gemidos que caracterizan a cada
hembra mientras tu antebrazo trabaja a las mismas revoluciones que un motor de gasolina y pensar:
-" No te hacia corriéndote y gimiendo de esta manera ".
Pudo ser un final de fiestas más digno de historia cuando aparecieron dos
amigas más y mi imaginación derivo a orgía, en su defecto trío, ya que a otra
de sus amigas a la que le propuse a machete venir a jugar a casa dijo que por
ella perfecto.
En contraposición la otra pava dijo que no tenía ganas de jugar
a nada y quería ir a casa a dormir.
Tertulia de zorras. Zorreo de zorras que me jodieron las expectativas de
hasta un cutre y pobre misionero cuando entre risas de hiena que lleva tentando
la carroña un buen rato, Cristina, me dice que su amiga se queda a su casa a dormir y se
siente "culpable".
“ ¿¡Culpable!?. Cógeme los cojones con las manos y mira como pesan, a eso
se le llama culpa, puta " pensé
para mis adentros. Se largaron y me sentí como una mamada a medio terminar. No puedes empezar a chuparme el rabo y antes de salpicarte decir "estaba
jugando". No señoritas, eso no se hace, y muchas os preguntáis por qué, respetuosamente,
os llamamos zorras.