1.17.2014

Sonia. 23 (Tercer encuentro) + Isa. 22

Una tarde de Julio, estando yo de casualidad por mi ciudad, recibo un mensaje en el móvil.

-Hans, estoy en tu pueblo ¿nos tomamos unas cerves? ¡Hace mucho que no nos vemos!

Era Sonia. Era cierto, hacía cuatro años desde la última vez que nos vimos. Bueno, técnicamente solo unos meses. Hablábamos de tanto en tanto por facebook y alguna noche habíamos hecho cositas sucias por skype. La soledad puede ser muy mala.

Sonia, al margen de lo sexual, era una chica que me caía realmente bien y hacía tiempo que no sabía de ella, así que me pareció una idea genial. Cogí unas cervezas en un 24 horas de camino a su casa. Cuando llegué a su portal, se asomó por la ventana y me abrió. Cristo, había olvidado aquel rellano, aquel ascensor propio de la URSS, pero sobretodo había olvidado el gotelé amarillento de su casa. Se me hizo muy gracioso volver a estar allí.



-Chico que guapo te veo.
-Gracias mujer, los años que me han cuidao bien. A ti te veo increíble.

Era cierto, había perdido al menos 30 kg. Seguía estando gorda para los estándares follamodelescos que son por desgracia cada vez más habituales, pero yo la encontraba genial.

-Gracias, sí, he perdido unos cuantos kg desde que empecé con el zumba.
-¿Y eso qué es?
-Bueno, pues zumba es...

Me contó un rollo macabeo sobre una especie de baile-fitness-powerpump-quemagrasa3000 que me hizo desconectar el cerebro a los 5 segundos poniendo mi habitual cara de "oh, si, qué interesante, tiene buena pinta, debería probarlo". Dominar esa cara me ha salvado de infinidad de conversaciones insustanciales, manteniendo intactas mis probabilidades de mojar con la tonta de turno. Me quedé con el nombre. Zumba. Huelga decir que en mi infantiloide cerebro la palabra era graciosa, como un vídeo de gatitos o un pedo vaginal.

Nos sentamos en el salón y abrimos unas cervezas. El aire corría fresco desde el balcón.

-Me ha llamado Isa que viene en un rato.
-Ah buen rollo, podemos hacernos un trío -repliqué.
-Me había olvidado de lo gilipollas que eres.
-No te enfades mi amor, a ti te lo haré con más pasión.

Se rió, con esa cara de pseudosuperioridad que ponen las mujeres cuando les haces una propuesta sexual absurda, como perdonándote por el retraso. Salimos al balcón mientras le dábamos a la cerveza. Estuvimos poniéndonos un poco al día sobre lo hijo de puta que era su novio y lo puta que era mi ex. Al rato vimos aparecer a una chica por la esquina.

-Es Isa.
-Qué pechotes -dije desde lo más profundo de mi alma dada la perspectiva que el balcón me ofrecía sobre aquel tremendo escote.
-La muy perra está que no para desde que lo dejó con el parguelas de su ex.
-Eso suena bien -me dije a mi mismo.

Sonia abrió abajo y al poco apareció Isa por la puerta, mientras yo seguía en el balcón ajusticiando cervezas.

-Eh tu, el del balcón.

Me giré, Isa me estaba sonriendo.

-¿Te acuerdas de mí o qué?

Cierto. Isa estuvo en aquella noche de fuegos artificiales, hielos y vodka a manta en la que me lié por primera vez con Sonia. Pero no estaba ni de lejos tan buena como ahora. Las tetas que pude ver desde el balcón eran casi mejores frente a frente. Me incorporé de la barandilla y le di dos besos.

-Bueno qué ¿Donde está la birra? -dijo muy animada.

Nos sentamos los tres en el sofá del salón y el nuevo fichaje de la noche empezó a hablar sobre sus últimas cazas de la semana. Perdí la cuenta en el doceavo tío que aseguraba haberse follado ese mes. Hice una breve recapitulación mental. Me encontraba en un salón alcohol mediante con una mujer con la que ya me había acostado y una auténtica cerda multifolladora. Mi cerebro sabía que ahí podía pasar algo interesante, sólo tenía que encontrar la manera de dirigir la noche a ello. Me puse a trabajar diligentemente.

-Y bueno qué ¿Aquí cuando se folla?

Isa se rió, y Sonia dijo algo así como "este tío está flipao". Seguimos hablando sobre pollas, coños, polvos, exparejas locas y bebiendo a buen ritmo. En un momento de la conversación, Isa comentó que hacía unos pocos días se había follado a 3 tíos en la misma tarde, primero uno y luego los otros dos a la vez.

-Deberíamos definitivamente hacer un trío. Mira lo buenas que estáis y lo bueno que estoy yo -dije en ese momento.
-Perdona, Mr Universo en mi salón y yo sin saberlo -dijo Sonia con el tono sarcástico que tanto gustaba de usar.
-Pues yo hace tres días que no follo ya y me subo por las paredes -replicó Isa.

La conversación derivó a cuánto tiempo habíamos pasado máximo sin follar cada uno. Salieron muchas risas de ahí. Isa era bastante gráfica hablando de sus polvos, que si tantos dedos en el culo, tal sabor de semen, tal postura, con correas aquí y allá...Yo hacía viajes a la cocina de vez en cuando a por más cerveza fría para mantener la erección bajo control. En uno de los viajes, eché un ojo a la nevera. Había hielos en buena cantidad. Me santigué y respiré profundamente. Confiaba en el poder de los hielos.

Sonó la puerta. Era el hermano pequeño de Sonia con un amigo. "Cojonudo" Pensé resoplando.
El chaval no pasaba de los 16 años, alto como una jodida torre, estética raperística y algo bobalicón. Se le veía buen chico pese a todo. El amigo era una pieza de coleccionista. Escuálido, mismas pintas, gorra 3 veces mas grande que su cabeza, barba de cuello de 5 pelos y blanco como la leche.
Yo había olvidado que Sonia e Isa eran adeptas a la movida del hip-hop y esas mierdas que yo había dejado atrás hace años. Guardaba cierto cariño no obstante a aquel tiempo, así que no me importó que los chavales empezaran a ponerme vídeos de batallas de gallos de nivel demigrante del último año. Luego pusieron unas bases y empezaron a improvisar. Tuve que beber intensamente para soportar el espectáculo.

-¿Eh tío Hans tú no te improvisas algo?
-Qué va hermano, me dejé esa droga hace años. Oye vamos pillaos de cerveza ¿si os doy pasta pilláis unos litros por aquí? Yo no me conozco tu barrio negrata.
-Que dices locuras, estamos con el flow ahora.

Terrible, angustioso. Dejé que aquello siguiera su curso sin interferir durante un rato a la espera de poder ver algo más de animación. Al rato MC Mera y MC Filis dejaron el mic y fueron a la nevera. Sacaron una botella de licor de crema. Tuve una erección. Me salí al balcón a que me diera un poco el aire fresco. Sonia salió conmigo y se puso a mi lado.

-Mi hermano y su colega son un poco pesaos, no te ralles.
-Qué va, son majetes. Isa me la está poniendo gorda con tanta historia guarra.
-¿Y a ti qué no te la pone gorda?
-Eso también. Pero tu hermano se podría pirar, he visto hielos en la nevera.

Noté que una serie de flashes pornorretrospectivos se sucedieron en el cerebro de Sonia. Contuvo la respiración un par de segundos. Me miró con cara de vicio. Entró al salón.

-Manu va píllanos un par de litros en el chino. Te doy diez pavos -le dijo.
-Por quince me lo pienso.
-No me hagas cagarme en tu puta madre que es la mía.

Yo flipaba un poco con esas cosas. Volví al salón y me senté junto a Isa, copazo de licor en la mano y le dije:

-Arrímate morena.

Isa se acercó y se sentó sobre mi pierna, enganchándose alrededor de mis hombros. Me dijo al oído:

-El amigo notas este me da yuyu, no deja de mirarme.
-Con esas tetas lo raro es que mirase a otra parte.
-Tú tampoco te cortas.
-No he visto que te importe.

Me mordió la oreja. Se me alteró la respiración. Necesitaba que los dos niños se fueran a cualquier otra parte. Parecía que Sonia estaba a punto de ganar la negociación con su hermano. Saqué la cartera y les di otros 10 pavos.

-Pillar cerveza cojones, pero pillarla lejos. Os la bebéis a mi salud y os quedáis la vuelta.

Manu y su colega se debatían. Me levanté y me fui a la cocina a por hielos, tanto si se iban como si no, yo quería mi puto espectáculo. Según entraba al salón con los hielos en la mano, salían ambos por la puerta. Sonia iba detrás y cerró. Me cogió un hielo de la mano y me lo metió en la camiseta.

-¿Así que por ahí va la cosa eh? -le dije.
-Pero si llevas toda la noche dando por culo con follar, ahora te las vas a dar de sorprendido.

Me senté en el sofá grande. Isa se volvió a tirar sobre mí y Sonia se sentó al otro lado. Empezamos a pasarnos los hielos. Al principio es un juego un poco absurdo, los hielos son grandes de cojones y tienes que abrir mucho la boca enganchándolos con los dientes como un retrasado, pero según avanza la cosa mejora. Empezó ese momento clave donde el hielo es lo suficientemente pequeño como para pasártelo y quedarte enganchado en el proceso. Descubrí que Isa besaba bien. De Sonia ya sabía que besaba espectacular. Lo que no esperaba era que se deleitasen tanto liándose entre ellas. Tenía a dos cerdas enganchadas a mi cuello, liándose a dos centímetros de mi puta cara y haciendo manitas sobre mi polla. Tuve una conversación mental de borracho cachondo.

-Vamos Hans, tú puedes, mantén la concentración, mantén la tensión del juego. 
-Aquí sobra mucha ropa Hansi, haz algo.
-Voy voy ¡no me presiones!
-¡Tetas Hans, muchas tetas!.

Salí de mi brevísimo estado extrasensorial para lanzarme al cuello de Sonia mientras las dos se besaban cerdamente. Noté otro hielo caer por mi espalda. Me quité la camiseta a la velocidad de la luz.

-¡Las manos arriba todo el mundo!.

Sonia e Isa se quitaron las camisetas. Sonia me cogió de la cabeza y me hundió en sus gigantescas tetas. No eran ni de lejos lo grandes que fueron, pero seguían siendo espectaculares. Isa se me abrazó por la espalda cogiéndome del pecho y chupándome el cuello. El vaquero me estaba destrozando la polla. Mal día para ir ajustado.

-Sonia échame una mano que me voy a romper el rabo.

Noté un mordisco fortísimo en la espalda. Considerando lo borracho que estaba y el daño que me había hecho, podía calcular que se había llevado al menos un par de centímetros de carne. Me giré a Isa y la vi con cara de desquiciada. Se lanzó a mi boca, besándome salvajemente, mordíendome el labio inferior, arañándome el pecho. Hacía años que no me ponían TAN cachondo. Sonia me había quitado ya los pantalones y los calzoncillos. Estaba completamente desnudo.

-¡Eh pero esto que es, equilibrio aquí ya! -dije como poseído. De un movimiento maestro de pulgar y corazón  le quité el sujetador a ambas, me giré hacia Sonia, le bajé las mallas, Isa hizo lo propio. Eché una ojeada relámpago a la mesa:"¡Dónde está mi puta cartera!"  pensé.

Mi cerebro iba todavía más rápido que mi corazón. Era una situación de máxima solicitación sexual. Un reto para mis habilidades amatorias. Isa se lanzó como loca a mamármela. Le metí los dedos a Sonia mientras nos besábamos. Demasiado borracho para hacer mi mierda iraní de los dedos salvajes. Mi brazo no respondía en condiciones. Deseé tener dos penes para poseerlas a ambas a la vez. Le metí el dedo corazón a Isa en el chocho. Tenía unos labios menores gordísimos, se notaba que infinidad de pollas habían pasado por ahí. Estaba empapada. Se sacó mi polla de su boca y empezó a besarse con Sonia. Se agarraron mutuamente de las tetas. Les metí los dedos a ambas a la vez. La postura era imposible, estaba a punto de romperme ambas muñecas. Tenía la polla más dura que en toda mi vida, me iba a estallar. Me incorporé como un animal, tumbé a isa sobre el sofá, cogí a Sonia del cuello y la senté a su lado, se besaron, yo me puse el condón tras buscar frenéticamente la cartera, con mi reloj mental sonando desesperado VAMOS HANS TU PUEDES. Dos tangas cayeron sobre mi cara, con la parte mojada en toda mi maldita boca. Iba a jodérmelas furiosamente, estaba fuera de mí.

Cogí a Isa de las caderas, enfilé y se la metí de golpe sin compasión. Pegó un grito y me agarró del pelo súper fuerte. Bombeé con ansia, con cada viaje de cadera el sofá crujía brutalmente. Sonia e Isa se besaban. Me torcí como pude y le metí dos dedos en el coño a Sonia, que estaba a cuatro patas en el suelo. Me estaba rompiendo. Seguí follándome a Isa como pude, necesitaba mantenerlas a las dos en máxima tensión, no podía joderse el polvo, estaba a punto de alzarme con el cinturón maestro. Mi cerebro me martilleaba y el corazón se me iba a salir por la boca.
 Me senté agotado y Sonia se me subió de frente. Seguía pesando un poco de más. Se meneó hacia alante y hacia atrás con una vigorosidad que me crujían las costillas. Iba a correrme. Iba a correrme y apenas llevábamos 5 minutos follando, era inaceptable. No podía correrme con dos yeguas deseosas de sexo a mi lado. Conseguí que Sonia bajase el ritmo. Isa se puso de pié en el sofá, pasó una pierna sobre mí y me puso su coño en la cara. Sentí como si me hubieran puesto una pechuga de pavo ardiente y empapada en salsa en la boca y me forzasen a comérmela. Pensé en comida, pude así aguantar unos minutos más sin correrme. Sonia bajó y se tumbó en el sofá, exhausta. Isa se sentó sobre mí y se metió mi pene. Empezó a saltar sobre mí, metiendo y sacándose todo mi pene hasta el límite. Si fallaba por dos milímetros me iba a partir la maldita polla.

-¡Follame fuerte que me corro joder!

Empecé a darle todo lo fuerte que pude. Estaba usando músculos que no sabía ni que tenía. Isa se iba a correr, cada segundo que pasaba me apretaba el pecho con las manos un poco más fuerte. Justo en el momento clave, Sonia se puso de pié.

-Joder si queríais follar vosotros dos haberlo dicho desde el principio.

Y se fue desnuda, hecha una furia hacia una habitación al fondo de la casa. Me debatí internamente. No sabía si acabar el polvo con Isa y sumar uno o ir a la habitación y buscar acabar el trío. Había peligro, podía irme de manos vacías esa noche. Mi cerebro me torturaba HANS EL CINTURÓN, EL CINTURÓN DEL TRÍO. 

Isa me miró.

-¿Vamos?
-Si si vamos a ver qué pasa.

Fuimos riéndonos por el pasillo en pelota picada hasta una habitación oscura al fondo de la casa. Sonia estaba tirada sobre la cama tocándose.

-Que os den por culo joder.
-Nena que me iba a correr ya -le dijo Isa.
-Yo quiero polla hostias, yo también me quiero correr.
-Hay polla para todas joder.

Isa y Sonia empezaron a besarse. Empecé a follarme a Sonia con todo lo que me quedaba por dar. Al cabo de unos minutos, se corrió convulsionándose y cogiéndome de la cadera con tal fuerza que pensé que me iba a romper la polla dentro de su coño.  Me tumbé agotado. Isa me quitó el condón y empezó a chuparme la polla. Antes de poder darme cuenta me corrí en su boca. Se le derramó todo el semen por encima de mi polla, cubríéndola como un helado de nata. Isa se tumbó a mi lado, me giré, y con las pocas fuerzas que me quedaban, le hice mi triple torbellino con lengua y al poquísimo se corrió, chorreando como una manguera salvaje. Me mojé toda la cara. Estaba exhausto, lleno de semen y flujos, con la lengua acalambrada, sudado hasta los tobillos y notaba una peste inhumana en aquella habitación.

-¿A qué cojones huele?
-A curry -dijo Sonia descojonándose.
-¿Todavía quedan patatas de ayer nena? -le dijo Isa.
-Sí -y le acercó una bolsa enorme de patatas fritas sabor curry. Iba a vomitar.

Empezaron a comer patatas, yo fui al baño a limpiarme un poco el pringue infernal y a beber agua. Me miré en el espejo. Tenía un arañazo en el pecho que sangraba, un mordisco en la espalda que me había roto al menos tres músculos, el pene dolorido y la lengua acalambrada.

Pero lo había conseguido, había alzado el cinturón de oro.

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